Estudio 10 ORANDO EN TODO TIEMPO CON TODA ORACIÓN
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Pablo era un hombre de oración. La oración era el secreto de su vida, de su tremenda influencia, de su sufrimiento y perseverancia, de su ardiente pasión por las almas de los hombres, y por eso es el más cualificado, después del Señor Jesucristo mismo, para instruirnos en el santo arte de la oración. En los versículos de nuestro pasaje encontramos siete verdades vitales sobre la oración.
- La oración es el gran esencial.
Pablo habla de la armadura que hemos de vestirnos y sigue directamente, sin parar, diciendo: “orando en todo tiempo…”. Para un soldado es tremendamente importante tener puesta la armadura correcta y estar equipado con una espada, pero igualmente importante es que el soldado esté en constante comunicación con su Comandante supremo (Hebreos 2:10). El cristiano, mientras está en el campo de batalla, está en contacto directo con el trono de Dios, y la línea de oración/comunicación con nuestro Señor resucitado no debe romperse nunca. La oración es el gran esencial: ciertamente no opcional; es fundamental.
- Debemos orar en todo tiempo.
Pablo no solo nos exhorta a orar, sino a orar “en todo tiempo”, y esto nos recuerda 1Tesalonicenses 5:17, lo que quiere decir que debemos procurar vivir en una verdadera atmósfera y actitud de oración. Es de la mayor importancia que tengamos tiempos determinados de oración, como Daniel que oraba tres veces al día (Daniel 6:10), como David que oraba tres veces al día (Salmo 55:17) y más tarde nos dice que oraba siete veces al día (Salmo 119:164) y como el Salvador, que constantemente se apartaba a un lugar de oración (Lucas 6:12). Además podemos orar en ocasiones especiales como: en momentos difíciles (Salmo 55:16), cuando necesitamos dirección (Santiago 1:5), cuando somos tentados (Salmo 69:1), cuando somos perseguidos (Salmo 7:1), cuando nos llega una carta inquietante (Isaías 37:14), cuando llega una enfermedad (Santiago 5:14) y cuando nos encontramos en cualquier clase de necesidad (Filipenses 4:6).
- Debemos usar todas las clases de oración.
“Toda oración y súplica” sugiere que la oración puede consistir en Adoración, Alabanza, Acción de Gracias, Petición, Ruego o Intercesión. Pero piense también en las siguientes tres “clases” de oración: la oración individual (Mateo 6:6), la oración de agradecimiento (Mateo 18:19) y la oración en comunidad (Hechos 12:5).
- Debemos perseverar en la oración.
Siempre debemos seguir orando y manteniéndonos alerta (versículo 18): mire Lucas 18:1 y compare Lucas 11:5-8. Necesitamos persistencia: mire 1Reyes 18:43. La palabra “velando” indica que hay peligros al orar, ¡y efectivamente los hay! Hay el peligro de: (l) Distracción. ¡Cuán a menudo otras cosas interfieren e impiden que oremos! (2) Reticencia. Puede ser por cansancio o por preocupación con cosas del mundo; (3) Desánimo. ¡Quizás hemos orado por algo una vez, o incluso dos, y nos hemos vuelto impacientes al no tener respuesta! (4) Desesperación. A veces la situación parece tan imposible (¡hasta para Dios!) que en vez de confiar en Él nos vemos sobrepasados por un sentimiento de frustración e incluso de la inutilidad de la oración; (5) Derrota. Si, aplastante derrota: mire Jueces 16:20.
- Debemos orar por todos los santos.
Es lógicamente imposible orar por cada uno de los santos individualmente, pero en un sentido general, y desde luego en un sentido sistemático, podemos hacerlo. Podemos orar, por ejemplo, regular y sistemáticamente por: (1) Los santos de Dios sufrientes; (2) Los santos de Dios pecadores. ¿Ora alguna vez por ellos, por cristianos que son tentados y vencidos por el mundo, la carne y el Diablo y vuelven atrás habiendo tropezado por las artimañas del Enemigo? (3) Los santos de Dios confinados. Tántos que aman al Señor y están discapacitados por la enfermedad, que Dios ha permitido para el avance del evangelio (Filipenses 1:12). Estos afligidos necesitan nuestra oración para que reciban la gracia necesaria para dar testimonio del poder y la suficiencia de Cristo. Orar por los nuevos convertidos (Hechos 9:17); por el envío de obreros (Mateo 9:38); por la producción de literatura cristiana (Salmo 43:3); para que se abran puertas al evangelio (1Corintios16:9); que el poder de Satanás sea quebrantado (Lucas 13:12-16)…
- Debemos orar por obreros en el frente de batalla.
Los versículos 19 y 20 nos enseñan que aquellos que ocupan puestos prominentes en el servicio cristiano tienen una especial necesidad de las oraciones del pueblo de Dios: mire Hechos 4:29. ¿Cómo deberíamos orar por los predicadores, evangelistas, maestros y líderes que laboran en la cosecha para Dios? Oremos que el Señor les dé palabra, audacia y gracia para predicar el evangelio.
- Para ser efectivo, todo nuestro orar ha de ser “en el Espíritu”.
He aquí el secreto de todo ello, “en el Espíritu” (versículo 18): compare Romanos 8:26-27.
Es una gloriosa verdad que como escribió William Cowper, “Satanás tiembla cuando ve a un cristiano de rodillas”, y tenía razón el poeta Alfred Tennyson cuando escribió:
“Más cosas se logran por la oración
Que este mundo imagina, por eso, que tu voz
Se eleve como una fuente ante mí noche y día.
Pues ¿en qué son mejor los hombres que ovejas y cabras
Que en su cerebro cultivan una vida ciega,
Si, conociendo a Dios, no elevan las manos en oración
Por sí mismos así por como por quienes les llaman amigo?…”