Series 2
Estudio 9 NUESTRO ENEMIGO Y NUESTRA LUCHA
(Pasaje bíblico: Efesios 6:10-19)
En sus cartas el apóstol Pablo habla sobre la vida cristiana usando una variedad de sugestivas metáforas. Por ejemplo, en esta carta a los efesios su referencia favorita para el cristiano es cómo debería VIVIR: compare 2:2; 4:1 y 17; 5:2,8 y 15. En los capítulos 5 y 6 les dice a esposas (5:22-24), maridos (5:25-31), hijos (6:1-3), padres (6:4), siervos (6:5-8) y amos (6: 9) cómo vivir y cómo comportarse. Pero de pronto cambia de metáfora y en el capítulo 6, versículo 10, nos presenta algo del aspecto severo de la vida cristiana; nos dice que tenemos un conflicto que pelear, que tenemos un poderoso enemigo al que enfrentarnos, y que solo podemos ser “más que vencedores” (Romanos 8:37) vistiéndonos “toda la armadura de Dios”. Los cristianos somos santos (Efesios 1:1), hijos (1:5), creyentes (1:13), siervos (6:5), pero también somos soldados (6:11), vea 2Timoteo 2:3-4, y como soldados participamos en un gran conflicto y tenemos que luchar (1Timoteo 6:12; 2Timoteo 4:7). Los creyentes estamos involucrados en una GUERRA. Para que seamos capaces de apreciar la necesidad de vestirnos toda la armadura de Dios, veamos primero la naturaleza del conflicto, después el carácter del enemigo, y finalmente el secreto de la victoria.
- LA NATURALEZA DEL CONFLICTO
- Es una guerra real. Es una lucha literal contra un enemigo literal. Note que la palabra “contra” aparece seis veces en los versículos 11 y 12.
- Es un conflicto entre verdaderos antagonistas. ¿Quiénes son? “El Señor” (6: 10) y “el diablo” (6: 11). Los soldados, o aliados, del Señor son los creyentes en Cristo, como indica el versículo 12. Los aliados de Satanás también son mencionados en el versículo 12.
- Es un conflicto feroz. Piense en el versículo 12, ¡y vea lo mortal que es esta lucha!
- Es una pelea mano a mano. Es tan literal como cualquier lucha contra “carne y sangre”, pero es diez mil veces más mortal (versículo 12), pues no es contra lo humano y visible, sino contra lo sobrehumano e invisible (Lucas 12:4-5).
Esto no es algo exagerado o imaginativo, sino la verdad revelada por Dios. Aceptémoslo, pues solo si lo hacemos nos veremos fortalecidos para el combate y motivados para “vestirnos toda la armadura de Dios” (versículo 11).
- EL CARÁCTER DEL ENEMIGO
- Es una persona real. Los nombres que se le dan a Satanás indican personalidad, y las acciones que se le atribuyen implican: engañador, mentiroso, homicida, acusador, tentador, príncipe, etc. Mire lo siguiente: Job 1:6; Isaías 14:12; Mateo 4:10; 6:13; 9:34; 10:25; 25:41; Lucas 4:12; Juan 8:44 y 12:31; 2Corintios 2:11; 1Tesalonicenses 2:18 y 3:5; y 2Tesalonicenses 2:9-11.
- Ocupa un lugar exaltado. Es el “príncipe de la potestad del aire” (Efesios 2:2), lo que indica su control sobre los espíritus de maldad; y es el “príncipe de este mundo” (Juan 12:31; 14:30; 16: 11), que muestra su dominio sobre las vidas de los “hijos de desobediencia” (Efesios 2:2). Tiene un “reino” (Mateo 12:26); es el “dios de este siglo” (2Corintios 4:4) y falsifica el verdadero cristianismo (1Corintios 10:20-21; 2Corintios 11:14; 1Timoteo 4:1 y Apocalipsis 2:9).
- Es muy poderoso. Su poder es sutil (2Corintios 11:14); siniestro (Colosenses 1:13); sobrenatural (2Tesalonicenses 2:9) y destructivo (Hebreos 2:14). Compare Hechos 26:18.
- EL SECRETO DE LA VICTORIA
- Tenemos que entender nuestra posición en Cristo. Estudie el versículo 10, y note que solo somos fuertes “en el Señor”. No hay fuerza o habilidad para librar esta guerra aparte de la fortaleza que es nuestra en Él. Tenemos que estar firmes y resistir, no con nuestras propias fuerzas, sino con Su fuerza (versículos 11, 13 y 14).
- Tenemos que aceptar la protección de Cristo. Esta protección, que Él nos da para nuestro uso, es “toda la armadura de Dios” (versículos 11 y 13), cinco partes de la cuál son para la guerra defensiva y solo una para la guerra ofensiva. No incluye protección para la espalda porque (cambiando de ilustración): ¡Lucas 9:62! Lo que nos toca hacer es “vestirnos” estas piezas: versículo 11.
- El cinturón de la verdad (14). Así como el cinturón rodeaba la cintura del soldado, la verdad debe rodear toda nuestra vida (Salmo 51:6, Juan 8:32, 3Juan 4). No debe haber en nosotros hipocresía, irrealidad, insinceridad o componendas.
- La coraza de la justicia (14). Que cubre los órganos más vitales. Tenemos que mantenernos firmes en Cristo que es nuestra justicia, y tenemos que vivir con rectitud (es decir, haciendo lo correcto).
- El calzado de preparación (15). Cuando somos tentados y pasamos por pruebas somos sostenidos por la experiencia de Filipenses 4:7 e Isaías 26:3.
- El escudo de la fe (16). Simplemente un escudo puede proteger todas las partes del cuerpo, así también debe actuar la fe para cada parte de nuestra vida.
- El yelmo de la salvación (17). Una mente desprotegida es una presa fácil para los engaños, delirios y corrupciones de Satanás.
- La espada del Espíritu (17). Compare Mateo 4:4,7 y 10 (“escrito está…”) y Hebreos 4:12.
- Tenemos que mantener nuestra comunión con Cristo (versículo 18). Esto es esencial para la victoria: “Orando en todo tiempo, con toda oración, con toda perseverancia”.