Series 1
Estudio 10 VIDA POR TODO LO ALTO
Versículo clave: “…pero los que confían en el SEÑOR renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán.”
(Isaías 40: 31, NVI)
El propósito de esta serie de estudios ha sido el de hacerle partícipe de algunos secretos bíblicos para una vida cristiana radiante, y el versículo que acabamos de ver nos abre la puerta a lo que podríamos llamar el secreto culminante. Si somos sinceros con nosotros mismos reconoceremos muchísimos fallos en nuestra vida y servicio cristianos: (1) La Palabra de Dios nos convence de nuestros fallos ¿No nos encontramos a menudo “cansados” y “sin fuerzas” (versículo 29)? ¿No “flaqueamos” a menudo, y a menudo “caemos” (versículo 30)? Así es como Dios describe el fracaso que a menudo caracteriza las vidas de sus hijos. Pero: (2) Nuestras observaciones también nos convencen de nuestros fallos. Sabemos que es verdad que fallamos y nuestros propios ojos nos lo dicen cuando nos miramos a nosotros mismos. Nuestro corazón nos dice que es así. ¡Cómo nos fatigamos y flaqueamos, y qué lentos somos para aprender el camino de la victoria y el poder!: mire Proverbios 14:10.
1. ¿POR QUÉ FALLAMOS?
(1) La causa primera es nuestra ignorancia de los recursos que están a nuestra disposición. Sí, ¡ignorancia!: mire Oseaa 4:6 y compare con Mateo 22:29, y después vea Isaías 40:28 que dice: “No habéis sabido…?” ¿Cuáles son los recursos a nuestra disposición? En los versículos 28 y 29 leemos que “El SEÑOR es el Dios eterno, creador…” y Él nos ofrece fuerza y poder. Así que, frente al triste trasfondo de nuestro fracaso, está la promesa de Dios de convertir nuestro fracaso en un glorioso triunfo. Este Dios, este poderoso Señor, pone todos sus recursos ilimitados de fuerza y poder a nuestra disposición, pero nosotros hemos de hacer uso de estos recursos, y esto nos lleva a la segunda causa de nuestros fallos
(2) La causa segunda es nuestra falta de uso de esos recursos. Es decir, nuestro fallo en no apropiarnos de ellos. El versículo 29 dice “Él da…” y nuestra respuesta a este dar ha de ser recibir. ¿Cómo tiene lugar este dar y recibir? ¿Cómo puedo hacer mío este fortalecimiento? ¿Cuál es el método de Dios para transferirme su poder? El versículo 31, en la versión Reina Valera, nos da la respuesta: “los que esperan…”. Pero ¿qué quiere decir aquí “esperar”? ¿Quiere decir orar, adorar, dar culto, leer la Biblia? Si, pero no principalmente. Isaías 41:1 nos enseña que significa “escuchar”, es decir, estar en silencio ante el Señor: vea el Salmo 62:1.
“Esperar” (ver Reina-Valera) al Señor significa arrojarnos a sus pies en total dependencia, dispuestos a escuchar Su voz y hacer lo que Él nos diga, expectantes ante Él. Implica completa confianza en el Señor y ninguna confianza en lo absoluto en uno mismo o en la ayuda humana.
2. ¿CUÁL ES EL RESULTADO DE ESPERAR ASÍ ANTE ES SEÑOR?
Cuatro son los resultados, como indica el versículo 31, y como enfatiza el uso de verbos en tiempo futuro en este versículo. Esto es la verdadera “vida por todo lo alto”, la vida cristiana verdaderamente exitosa.
(1) Tendremos la fuerza de Dios en lugar de nuestra debilidad. La palabra “renovarán” del versículo 31 (NVI) se puede traducir como “cambiarán” o “intercambiarán”. ¿Ha llegado a entender que su mayor debilidad es su fuerza, y que si va a la presencia del Señor en total debilidad, Él cambiará la debilidad de usted por la fuerza de Él? ¿Qué clase de fuerzas nos da Él? (1) ¿Fortaleza física? Sí, ciertamente Él puede hacerlo y de hecho renueva nuestra fortaleza física cuando esperamos ante Él: mire Romanos 8:11. (2) ¿Fortaleza mental? Sí, Él es la fuente de toda sabiduría y ciertamente aviva nuestras mentes cuando esperamos en Su presencia: mire Romanos 12:2; Efesios 4:23 y 2 Timoteo 1:7. (3) ¿Fortaleza moral? Muy ciertamente también nos da esto, y ¡cuánto lo necesitamos, viviendo como vivimos en un mundo lleno de voces e imágenes tentadoras!: vea Efesios 6:10 y 2 Timoteo 2:1. (4) ¿Fortaleza espiritual? Sí: mire Lucas 24:49, Hechos 1:8, 1 Corintios 1:25 e Isaías 30:15.
(2) Disfrutaremos de una vida por encima de la mediocridad. “Levantaremos alas como las águilas”, muy por encima del nivel de la tierra, a donde “las cosas de la tierra… se irán desdibujando a la luz de Su gloria y Su gracia”. El águila es la única ave que llega a volar tan alto que se pierde de vista, y ahí es donde nosotros pertenecemos. Ya pertenecemos al Cielo (Filipenses 3:20). Aquí y ahora ya hemos sido “elevados con Cristo” (Efesios 2:6): mire Colosenses 3:1-2. Y sin embargo, ¡cuántos cristianos viven a ras de tierra, dando saltitos como un pájaro con un ala rota, en vez de volar por las alturas celestiales como un águila! ¡Hemos sido hechos para volar, no para dar saltitos!
(3) Haremos cosas sobrenaturales. “Correremos y no nos cansaremos”. No es natural seguir corriendo sin llegar a cansarse. Dios nos promete poder sobrenatural para cumplir tareas sobrenaturales. ¡Somos un pueblo sobrenatural porque estamos unidos a un Dios sobrenatural!: mire Juan 7:38 y 14:12. ¿Están fluyendo por nosotros los “manantiales de agua viva” y se están cumpliendo por medio de nosotros las “cosas mayores”?
(4) Viviremos victoriosamente en el lugar más duro de todos: en la rutina cotidiana. “Caminaremos y no nos fatigaremos”. Fíjese que no dice que “correremos y no nos fatigaremos”. ¡A veces es mucho más fácil correr que caminar! El lugar donde más somos puestos a prueba cada uno de nosotros es allí donde nos ocupamos de las cosas comunes y triviales de cada día: mire Génesis 5:24 y Salmo 37:23.
El Dr A. B. Simpson solía a menudo quedarse sólo en la presencia del Señor diciendo: “Soy un fracaso. No tengo ni fuerzas ni vida; pero ¡Tú eres mi Vida, Tú eres mi Fortaleza, Tú eres mi Victoria!” Y así, por fe, tomaba sobre sí la vida de su Señor resucitado en cuerpo, alma y espíritu. ¡Esto es lo que significa “esperar al Señor”! ¿Y el resultado?: “Vida por todo lo alto”, verdadero éxito espiritual.