Series 1

Estudio 8 PREOCUPARNOS POR OTROS

Versículos clave: “Cuando le conocieron los hombres de aquel lugar, enviaron noticia por toda aquella tierra alrededor, y trajeron a él todos los enfermos; y le rogaban que les dejase tocar solamente el borde de su manto; y todos los que lo tocaron, quedaron sanos.”
(Mateo 14: 35-36)

Ningún cristiano puede vivir exitosamente sin procurar constante y sistemáticamente compartir el amor del Señor Jesucristo con aquellos que no le conocen, y ningún cristiano empezará nunca a hacerlo hasta que sienta una verdadera preocupación, una carga por la salvación de las multitudes de hombres y mujeres perdidos (Lucas 19:10), ya condenados (Juan 3:18) y bajo la ira de Dios (Juan 3:36).  ¿Siente alguna preocupación por los perdidos? ¿Desea apasionadamente la salvación de las almas? ¿Siente carga por la salvación de sus seres queridos, por sus amigos y tantos otros miles de personas que no son salvas? ¿Cuánto tiempo tendrán que estar a nuestro lado hasta que, con la ayuda de Dios, les hablemos de nuestro maravilloso Salvador? ¿O no nos importa? ¿Dirían algunos de nuestros amigos y seres queridos como el Salmo 142:4? Mire lo siguiente en Mateo 14:35-36.

1.     Tenemos aquí una descripción de las muchas personas que nos rodean y por cuya salvación hemos de preocuparnos seriamente.

Si preguntamos ¿cuál es la verdadera necesidad de los perdidos?, ¿qué nos contesta esta porción de las Escrituras? Nos dice tres cosas sobre la gente de aquel tiempo que siguen siendo ciertas de la gente de hoy.

(1)   Estaban enfermos (versículo 35).  Mucha gente de hoy pueden ser religiosos y respetables y vivir de una manera moralmente decente y digna, pero toda alma no salvada está atrapada por la enfermedad del pecado (Lucas 5:12) y, a no ser que sean curados, su pronóstico es realmente serio (Romanos 6:23).  La principal necesidad humana es ser sanados mediante la fe en el Señor Jesús. Multitudes de personas viven y mueren enfermos, sin Dios y sin esperanza (Efesios 2:12).

(2)   Estaban distantes (versículo 35): “los hombres de aquel lugar enviaron noticia por toda aquella tierra alrededor”, lo que nos hace ver la distancia. Estaban distantes del Señor en el sentido geográfico y eso sigue siendo cierto en cuanto a las muchedumbres actuales en un sentido espiritual. La generación actual de jóvenes de nuestros días están creciendo en gran medida sin ningún conocimiento de Dios y del evangelio de Su gracia y hay una gran ignorancia sobre la Biblia y el evangelio. ¡Qué inquietos deberíamos estar por las multitudes!: mire Mateo 9:36.

(3)   Estaban discapacitados (versículo 35). Tenían que traerlos a la presencia del Señor. Es cierto que todo pecador se encuentra discapacitado por el pecado (Romanos 5:6), pero también es cierto que, bajo la capa externa de respetabilidad, muchos se encuentran discapacitados por los pecados de falsedad, bebida, lujuria, drogas, inmoralidad, etc. Debemos sentirnos y mostrarnos profundamente inquietos por ellos.

2.     ¿Cuándo empezamos realmente a preocuparnos por las almas de otros?

El versículo 35 nos ofrece la respuesta a esta pregunta. “Cuando le conocieron los hombres de aquel lugar” fue cuando “enviaron noticia por toda aquella tierra alrededor”. Es fácil ver lo que pasó. Cuando estos hombres conocieron al Señor por sí mismos, inmediatamente empezaron a ver la necesidad de que también otros se encontraran con Él.  Es lo que ocurre siempre; “conocer” e “ir” están unidos. Si realmente le conocemos vamos en su nombre, y en la medida en que le conozcamos, iremos: mire Juan 14:9 y Filipenses 3:10, y compare con el Salmo 126:6 y Daniel 11:32.  Ésta es, pues, la cualificación y el incentivo para salir en busca de los perdidos: conocer al Señor personal e íntimamente: vea Juan 1:41 y 49.

3.     ¿Cuándo se manifiesta esta preocupación?

Si realmente sentimos un profundo deseo de alcanzar almas para salvación, ¿qué haremos? Los versículos 35 y 36 nos dicen que “cuando le conocieron” hicieron tres cosas:

(1)   Buscaron (versículo 35). Fueron a todos los lugares de alrededor en busca de aquellos que necesitaban el toque sanador y salvador del Señor Jesucristo. Registraron el distrito en busca de las almas necesitadas. Esta es la comisión del Señor para nosotros (Marcos 16:15). El famoso misionero C. T. Studd hizo la siguiente recomendación a los misioneros de África Central: “Lleven el simple evangelio a cada rincón de sus vastos distritos y asegúrense de que cada alma conozca el camino de salvación  y tenga una verdadera oportunidad de ser salva”.

(2)   Trajeron (versículo 35). La palabra “trajeron” es la más importante de este estudio. Señala un énfasis que hemos de recuperar para tener éxito en ganar a otros para Cristo. Es importante ir a ellos, pero el trabajo de rescate requiere más que simplemente ir a donde están los perdidos. Las almas han de ser traídas a Cristo. El pescador no se contenta simplemente con ir a pescar; sólo está satisfecho cuando tiene capturas; y usted y yo no podemos contentarnos simplemente con hablar a otros del amor del Salvador; hemos de pedir Su gracia para traerles a Él

(3)   Rogaron (verse 36).  Le rogaban que aquellos que habían traído fueran sanados, es decir, oraron. La verdadera pasión por la salvación de las almas se hace patente enseguida en la oración constante por su salvación. Cuando oramos, Dios nos muestra quiénes son los que Él quiere que procuremos ganar para Él, y por la oración venimos a ser canales por los que el Espíritu Santo actúa para ganarles para Cristo

4.     ¿Dónde comienza a actuar esta preocupación por otros?

De nuevo el versículo 35 nos da la respuesta; nos dice que “los hombres de aquel lugar, enviaron noticia por toda aquella tierra alrededor”. ¡Se hicieron evangelistas para su propia gente! Y cuando nuestro corazón arde por las almas sentiremos la carga y la preocupación por la salvación de aquellos con quien y entre quienes vivimos. Empezaremos por nuestra “Jerusalén” (Hechos 1:8).